La divulgación de la ciencia fue protagonista en la UAM
Porque tiene que ver con la vida cotidiana, porque es necesaria para entender el entorno que nos rodea, porque nos permite abrirnos a otras posibilidades
de inteligencia, belleza y creatividad, la ciencia debe ser divulgada. Estos son algunos de los pensamientos que plasmaron los participantes del Primer
Simposio de Divulgación de la Ciencia 2014 Ciencia y Medios de Comunicación, que se realizó entre el 13 y 17 de enero en la UAM Iztapalapa.
Durante cinco días, el tema de la divulgación de la ciencia fue abordado desde distintas perspectivas. Divulgadores, periodistas, comunicadores de la ciencia,
representantes de museos y profesionistas de instituciones y medios de comunicación hablaron de la importancia de dar a conocer la ciencia en un país como
México.
El periodista Pepe Gordon puso de manifiesto que así como no se necesita ser novelista para entender y disfrutar una novela, tampoco se requiere
ser científico para estar al tanto de las exploraciones y las fábulas narrativas que se están desarrollando en la ciencia. “La difusión de la ciencia pasa por dos estados,
pasa por el lado de dar la noticia de lo que está aconteciendo en el campo del quehacer científico y la investigación, y pasa por el lado de ver cómo con ese conocimiento
alguien puede despertar una vocación”, dijo.
Gordon, que participó en el simposio con la conferencia titulada “La ciencia en la cultura popular”, aseguró que el reto
para los comunicadores es “descubrir nuevas y buenas historias, que nos toquen, que nos transformen, y en la ciencia hay un potencial enorme en este sentido, porque lo que
crea realmente la ciencia y también el arte, es la posibilidad de tocarnos, de encontrarnos, esto implica salir de las cajas de los prejuicios en donde a veces estamos
encerrados. Lo que hace justamente la ciencia y el arte es abrir boquetes en esas cajas para sacarnos de allí y darnos otras posibilidades de inteligencia, belleza,
imaginación y creatividad”.
Para Rolando Isita Torneli, director académico de divulgación de la ciencia de la UNAM, el desafío de los divulgadores es dejar de
ver la ciencia con solemnidad, perderle el respeto, tratar los asuntos científicos de manera amigable y no subestimar ni sobreestimar al público. Él, está seguro de
que la ciencia, sabiéndola contar de manera amena, atractiva, emocionante y sorprendente, puede llegarle a personas de todas las edades, “desde un chamaco que sea más
o menos autónomo y entienda el lenguaje, hasta a un anciano, porque la ciencia tiene que ver con nuestra vida, con el entorno, con la naturaleza, con nuestros alimentos,
con la salud, con la energía, con el agua, entonces no podríamos establecer públicos como si fuesen mercancías porque la ciencia no es una mercancía, es nuestra vida misma.
Si no nos acercamos a ella vamos a desaparecer como país, y por ende, como sociedad”, afirmó Isita Tornell.
BUSCAR ESPACIOS
Dentro del Simposio de Divulgación de la Ciencia de la UAM Iztapalapa, algunos conferencistas recalcaron en la
importancia de utilizar distintos medios para dar a conocer la ciencia. “Las revistas, los talleres, los museos, la radio, la televisión, los documentales, los libros, son
entre otros, materiales de comunicación pública de la ciencia que pueden abonar para que alcancemos en algún momento una sociedad de conocimiento”, señaló Luisa Fernanda
González, editora de la revista Ciencia y Desarrollo, del CONACYT.
René Drucker, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, cree que en la divulgación de la
ciencia tiene que estar involucrada mucha gente, “debe haber una organización interna, interés, es necesario que participen los que están interesados en la divulgación,
las autoridades, los medios de comunicación. Para que algo sea divulgable es necesario que exista un espacio”.
Una de las maneras efectivas de divulgar la ciencia,
según los expertos, es a través de los museos y en esta labor, el Museo del Desierto de Saltillo es considerado un ejemplo a seguir, pues además de conservar y preservar
el conocimiento, se ha dedicado a la investigación, razón por la cual se le ve como un inmenso laboratorio. Para su director, el maestro Arturo Homero González, los museos
además de exhibir, deben ser centros de investigación porque “nada es estático en el planeta, todo está en un continuo movimiento, en continuo cambio y en continuo proceso
de complejidad, los museos no pueden ser ajenos a esto, por eso es tan importante que entre la investigación y la divulgación no existan esos abismos que tenemos
desafortunadamente en el país, justamente eso es lo que el Museo del Desierto ha podido aportar, el espacio, el tiempo, las distancias entre quienes descubren,
investigan y cómo podemos divulgar este conocimiento”.
El maestro González agregó que los museos son las referencias más importantes en un país y son las
mejores inversiones públicas que se pueden hacer, “los museos son los únicos que detienen a los Zetas y a los Caballeros Templarios”, dijo, pero además aseveró que
a México le hacen falta más museos de biodiversidad, con temas de selva, de bosque, del mar. “No puede ser que estemos en el laboratorio más increíble del planeta en
términos de los ecosistemas y éstas sean las áreas que menos atención les hayamos puesto. Todavía es más grave, que perdamos especies sin ni siquiera conocerlas. La
única manera es interesarse, y la manera de interesarse es que alguien te las muestre, tener un acercamiento al tema para permita que tu mente o tus intereses vayan
en esa línea. Nos estamos volviendo unos consumidores de tecnologías que muchas veces ni entendemos. La tecnología más valiosa de este país es la que la naturaleza ha
creado, perderla sin saberla usar ni conocerla es un absurdo”, dijo el director del Museo de Saltillo.
LA CIENCIA EN LOS MEDIOS
Los periodistas de ciencia también hablaron de su quehacer en los medios. Uno de ellos fue Adrián
Figueroa Nolasco, reportero del diario La Crónica de Hoy, quien mencionó que existen tres problemáticas a las que se enfrentan los comunicadores en México: los bajos
salarios, la falta de espacios y el tiempo que hay que dedicarle a las investigaciones científicas.
Figueroa Nolasco dejó en claro la diferencia que hay entre
un reportero de ciencia y un divulgador. “En teoría deberían ser lo mismo, pero se ha hecho una división con el paso del tiempo. El periodista de ciencia está enfocado
más al público en general, a la sociedad, tiene la misión de llevar todo ese conocimiento que se genera en las universidades e institutos a la sociedad a través de los
medios; el ámbito del divulgador de la ciencia, generalmente su se basa en las revistas especializadas, pero también es el experto, el especialista que se va a dirigir
a un público universitario, a un público de pares científicos. En sí, los públicos y los objetivos son distintos”.
La divulgadora Laura Vargas Parada habló de la
necesidad de profesionalizar la divulgación de la ciencia, ya que hay pocos espacios y en muchos medios no se remunera económicamente a los comunicadores de la ciencia.
Recalcó que son los ciudadanos los que necesitan demandar más información científica para que ésta les ayude a tomar decisiones para la vida cotidiana, por ejemplo, que
la gente sepa qué le puede suceder a su cuerpo si ingiere una medicina, o si se anima a comer maíz transgénico. “Hay decisiones día a día que tienen que ver con la ciencia
y los medios de comunicación somos una buena fuente de información si proveemos de manera adecuada, sistemática, rigurosa, revisada”.
Diecinueve expertos de
divulgación de la ciencia reflexionaron sobre su labor y dieron a conocer su trabajo en este simposio. Los asistentes también participaron de un pequeño taller de
radio en el que pudieron realizar una cápsula de radio sobre la depresión y entrevistar al rector de la UAMI, doctor Javier Velázquez Moctezuma en el estudio de radio
de esta unidad.
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